El Royalty Minero, la teoría económica y la nueva Constitución

Nuestra propuesta de royalty se basa en una forma muy específica de cómo entenderlo: “la cantidad que se le paga al propietario de un derecho a cambio del permiso para ejercerlo”. Desde esta perspectiva, nuestro concepto del royalty es cercano al de la mediaría en la agricultura. Además, en una economía como la chilena el ejercicio de este derecho ― cobrar un royalty ―, fuera de tener sentido en sí mismo, nos puede ayudar a generar nuevos motores del crecimiento de la productividad (como la industrialización de las materias primas y lo ‘verde’) porque los que tenemos ya dieron ― y hace tiempo ― lo que podían dar. Por tanto, los dueños de los recursos naturales, todos nosotros, no sólo tendríamos el derecho a cobrar un royalty, sino también el deber de asegurar que esas rentas se usen productivamente. Si bien el modelo de desarrollo a seguir no es (o no debería ser) un tema constitucional ― pues lo básico de la nueva Constitución en lo económico, y a diferencia de la actual, es que debería ser “habilitadora” (esto es, que genere espacios para que se puedan implementar una amplia gama de estrategias productivas) ― desde nuestra perspectiva analítica los fundamentos del royalty a los recursos naturales, o bienes comunes, sí tienen connotaciones constitucionales.